sábado, 22 de octubre de 2011

Diario de una tarde perfecta

Tenía pensado hacer una crónica del Málaga-Madrid cuando llegase del estadio a casa. Por el camino me he dado cuenta que, ya que he tenido la suerte de ver el partido 'in-situ', que mejor que hacer un relato de la experiencia. Así que, ahí va, mi partido.

Mi ilusión era poder haber visto el partido con mi padre y mi amigo Quique. Teníamos la esperanza de al yo ser socio del Madrid, conseguir entradas baratas vía Real Madrid. Me llamaron el miércoles y me pedían 110 euros por cada una. No rotundo, adiós ilusiones.
Mi plan B era gastarme 90 euros de entrada, precio más barato. Después de mucho quebradero de cabeza, decidí no hacerlo. De todos modos, ya ni quedaban de esas.

Pero el jueves, gracias a un compañero de clase, tocayo mio por cierto, me puse en contacto con un chaval que es abonado del Málaga y, que por desgracia, no podía asistir al partido (espero que su hermano haya pasado con éxito su  operación). Pues acepté pagar por ella 75 euros. Ya con el abono en mano, y en frío, me entró una 'paranoya' repentina de si al pasar por las barreras del estadio me dejarían de entrar. Lo comprobaría el sábado a las siete aproximadamente.

El hecho de haberme gastado ese dinero tal y como está la economía en mi casa no me hacía dormir tranquilo. También me dijeron que pagar ese dinero por ver a Higuaín es una tontería (me salió perfecta la tontería entonces).

El sábado me desperté a las once y no paró de llover hasta las cuatro de la tarde. Tras cuatro semanas en Málaga con un clima veraniego, que precisamente se pusiera hoy a llover, y con intensidad, me jodía mucho. Suerte que a las cuatro paró, y hasta esta línea que escribo sigue sin caer gota.

Ya con paragüa en mano, salí de casa a las seis, rumbo al 20 (autobús urbano). A y media, me baje en la Alameda, y sobre las siete y tras cruzar Martiricos, llegue a la Rosaleda. Curioso lo que me sucedió cuando pase por el Hotel Vincci. Los jugadores del Málaga, allí hospedados, acababan de montarse en el bus. En el momento de salir, ante una multitud de gente aclamando a su equipo, aparece el Madrid custodiado por una decena de motos de policía. Los dos autobuses se pararon en frente de mi. Finalmente y tras ver a los jugadores del Madrid que estaban en mi lado de la acera, los blancos tomaron delantera rumbo a La Rosaleda.

Ya en los aledaños del estadio, llegaba el momento crítico, el de pasar el abono por la barrera. El corazón lo tenía a mil, no descartaba que me hubieran engañado (lo siento por dudar del chaval del abono, pero ni tu sombra es hoy fiable), pero por suerte todo correcto. Ya sentado en mi asiento, veo que me llaman. Estaba sólo, así que no sabía quién podía ser. Era Selu, un ex-compañero del Tesorillo. Vaya casualidad, sentado a mi lado. Por lo menos sabía que no tenía un 'ultra' del Málaga como compañero. No me atreví ni a llevarme prenda del Madrid, mejor prevenir.

Tras dialogar y discutir de fútbol con los aficionados sentados cerca, llegaba la hora del partido. Temperatura perfecta, dedos sin uñas, mucho nerviosismo, y empezó a rodar el balón. Uno sentado debajo mía me dice: "En el minuto 15 el Málaga gana ya 1-0, hazme caso", pues vaya, si hubo gol antes, en el once precisamente, pero del 'Pipa'. En ese momento mi satisfacción fue doble. Había merecido, y mucho, pagar 75 euros por ver a Higuaín. Grande.

En la primera parte me defraudó el Málaga. Lo vi falto de actitud. Fue un suicidio, un combinativo Madrid, y un Cristiano que cansado de dar asistencias, se puso a meterlas, mataron al Málaga, 0-4 al descanso. Y con ello, lo mejor del partido, el mítico bocadillo del descanso.

Esperaba ya para la segunda parte un Madrid ansioso por más, pero no fue así. Sea por cansancio, por pensar en el partido de entre semana ante el Villarreal, el Madrid bajó los brazos y el Málaga subió el pistón. Nos asediaron por momentos, merecieron marcar algún gol. Por suerte para mí, no llegó. El Madrid ganaba de cuatro, pero yo seguía sufriendo, vaya tela eso de sentir tanto unos colores...

Finalizó el partido, me esperaba de nuevo un rato largo para llegar a casa. Ese rato me daba igual. Había disfrutado mucho y merecía la pena. Escuchando al Barça en la 'Cope', llegué a casa exhausto, pero feliz. Javi Varas hizo que mi noche fuese perfecta. Lideres provisionales. Grande Varas.

(Lamento en tan largo escrito no adjuntar fotos. Mi cámara la tengo en mi pueblo, y probé a hacer fotos con el móvil. Su calidad es tan pésima que ni me molesto en subirlas. Una pena no tener recuerdos digitales de una tarde tan buena)

Esto es todo, gracias por su paciencia, y hala madrid!

2 comentarios:

  1. No pasa nada por las fotos, en las letras se encuentra el contenido. Además, lo has contado de una manera impresionante. Felcidades Jesús.

    Un saludo máquina!!

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  2. Gracias tio. Creía que esto iba a calar más así y no con una crónica, una más...

    Un saludo y haber si nos vemos crack

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